La Melesca

HILARIO CUADROS Y LA ETERNA DISPUTA

“Ud. sabe mi amigo cómo hay que lucharla para que lo dejen cantar las cosas tradicionales en su propia patria…” confiesa Hilario Cuadros, en una carta fechada en 1950, y cuestiona la argentinidad de medio tiempo, esa que sólo se ejerce en las fechas patrias.

Promediando el siglo, la música popular argentina perdía terreno a pasos agigantados en radios, festivales y escenarios, en manos de ritmos extranjeros. El país cambiaba. Contra dicho fenómeno se intentaban medidas -acertadas o no- de «protección», las cuales eran desobedecidas por autoridades y sellos discográficos.

“En mi querida Mendoza se me niega la actuación en la Vendimia…” denunciaba el legendario cantor cuyano. Aquí una transcripción de la carta.

Domingo Emérito Carreras

Buenos Aires, Mayo 14 de 1950

 

Señor Suboficial Principal

Don Domingo Carreras [1]

San Luis

Distinguido amigo:

                         Deseando que la presente lo encuentre gozando de perfecta salud en compañía de su señora madre, señora esposa e hijitos, le diré que en ésta estoy preparando un nuevo álbum vendimial, quiero decir que no dejo de batallar, aunque sea solo. Dios dirá cuándo terminará mi lucha con los incrédulos y hombres que sienten la argentinidad a través de lo que les produce, argentinos que sólo se sienten los 25 de Mayo, los 9 de Julio y después viva la pepa. Ud. sabe mi amigo cómo hay que lucharla para que lo dejen cantar las cosas tradicionales en su propia patria y eso que el deseo del Excmo. Señor Presidente de la Nación es que en todo lugar de espectáculo, ya sea de carácter particular como oficial, debe tener el 50% de música y canciones argentinas.[2]

                         Las comisiones de cultura cuentan con grandes elencos improvisados, cuando no extranjeros, que sienten la argentinidad convencionalmente y que creen que ellos tienen más derechos que nosotros, así confunden la hospitalidad y nos reemplazan para interpretar lo que nosotros hemos mamado y que ellos son capaces de destruir.

                   No piense Ud. que sea amargura la que tengo, es sólo satisfacción tener amigos como Ud., Ricardo [3], Rafael [4], Jorge [5] y otros para contarles estas cosas que están pasando en nuestra querida patria a espaldas de los argentinos que quieren reivindicar el cancionero nuestro.

                         En este año Santo, Sanmartiniano, en mi querida Mendoza se me niega la actuación en la Vendimia, se me quiere negar la lucha en todo sentido, mientras tanto San Luis me ofrece todo, tanto el Sr. Gobernador como su pueblo, por eso es que San Luis será eternamente reconocido por mí y mis años de lucha.

                        Bueno, mi distinguido amigo, quedo esperando sus noticias y les mando un saludo grande para Ud. y flia, igual a los amigos que tantas satisfacciones me han brindado.

 

                                      Cordialmente S.S.S

                                   Hilario Cuadros R. y flia.





La carta, extraída de “El Folklore que yo viví” (Edición del Autor, San Luis, 1995) de María Teresa Carreras de Migliozzi. Está dirigida al padre de la autora, fundador y presidente del Centro Tradicionalista “Sauces del Chorrillo” de la ciudad de San Luis.

El gobernador Ricardo Zavala Ortíz canta acompañado por guitarristas en 1948 (foto del Archivo Histórico Provincia de San Luis)


NOTAS DEL EDITOR:

[1] Domingo Emérito Carreras era un suboficial del Ejército Argentino, creador y director del conjunto “Los Maruchos del Chorrillo” junto con Jorge "Flecha" Arancibia Laborde, Tito Puglisi y la voz de Julio Cesar Agundez. Fue uno de los artífices del Centro Tradicionalista “Sauces del Chorrillo”, entidad que presidió hasta su muerte en 1956. Se constituye como la primera agrupación nativista de San Luis y desarrolló una inestimable labor de fomento y difusión de las manifestaciones tradicionales cuyanas.

[2] El 12 enero de 1950 se publica en el Boletín Oficial el Decreto 33.711 del Ministerio de Educación de la Nación, bajo el título “Disposiciones en resguardo de la música nacional”. El mismo disponía que los propietarios de establecimientos desde donde se difundiera música, -ya sean radiotransmisores, propaladoras locales (camiones o autos equipados con altavoces), restaurantes, confiterías, cafés, “boites”, “cabarets”, comercios, salones o clubes de baile u otros locales-, en cualquier parte del país, con orquestas, conjuntos de todo género, grabaciones o cantos acompañados con cualquier instrumento, estaban “obligados a ofrecer como mínimo un cincuenta por ciento de música nacional”. 

“El Presidente de la Nación, Gral. Juan Domingo Perón, en el art. 2º -sigue diciendo el decreto- asume la potestad de definir qué se considera música nacional. Dentro de ella se entiende todo lo clasificado como autóctono, tradicional o criollo, comprendido tango, valses, rancheras, milongas, y otra música popular de autores nacionales. 

Por otro lado, el local o comercio que infrinja lo dispuesto será clausurado por 30 días la primera vez, 90 días la segunda, y definitivamente la tercera”.


[3] Refiere a Ricardo Zavala Ortiz, gobernador de la Provincia de San Luis, abogado, gran amante del folclore y reconocido cantor vocacional de canciones cuyanas.

[4] Refiere a Rafael "Chocho" Arancibia Laborda, cantor y autor de la cueca “Caminito del Norte”, la zamba “Mañanita de Merlo” y compadre de Hilario Cuadros, con quien comparte la autoría de la cueca “Mi Patrona y Generala” y la tonada “Una farrita cuyana”.

[5] Se refiere a Jorge "Flecha" Arancibia Laborda, hermano de Rafael, que se desempeñaba como vicepresidente del Centro Tradicionalista "Sauces del Chorrillo".

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