La Melesca

POETA CUYANO NACIDO EN CUBA

JULIO FERNÁNDEZ PELÁEZ

Homenaje en el día de su 59º cumpleaños 

Por GASPAR MORTILLARO *

En 1895, precisamente el 22 de agosto, nacía en el término de Lagunillas, provincia de Matanzas, un niño que pronto perdería a su padre en la guerra por la independencia. Consta su venida al mundo en el folio 249 del tomo 59 de la sección de nacimientos del Registro Civil del Juzgado de Méndez Capote.

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Revolución Cubana (1895)

Su madre al quedar viuda se encontró sin recursos y, ante el llamado de parientes radicados en la República Argentina, emigró con su niño. La provincia de Mendoza, que se encuentra sobre las faldas de la Cordillera de los Andes, al oeste de la Argentina, fue su nueva patria. Creció allí, y también se educó, al amparo de los familiares que consideraron su deber el sostenimiento de la joven madre.

La vida provinciana, en el cambiante panorama de nieves y soles, de vientos y lluvias, de torrentes y aludes, donde se corta el paisaje con alamedas y pinares; y donde los frutos tan abundantes constituyen un motivo de orgullo que hizo colocar una cornucopia que derrama dones en el escudo del estado mendocino, fue feliz para el pequeño.

Querido por todos, Julio Fernández Peláez, pronto encontró en la docencia una profesión que colmó sus aspiraciones. Y fue maestro normal, ejerciendo en la provincia cuyana diversos cargos en cumplimiento de su vocación natural, desde 1919 a 1940.

Simultáneamente había iniciado estudios superiores en la Universidad de Cuyo (nombre que agrupa a las provincias argentinas de San Juan, Mendoza y San Luis, que durante la Colonia y el Virreynato español constituían la Intendencia de Cuyo). Fue la Facultad de Ciencias Sociales y Políticas, la que le contó como alumno distinguido durante algunos años. No se graduó como abogado, pero en cambio alcanzó la dignidad de profesor de historia en la Escuela Industrial Emilio Civit, de Mendoza.

La política provinciana le atrajo con sus tentadoras luchas. Hombre de acción y de pensamientos, encontró y supo gustar de la emoción del debate y de la prédica periodística. Desde luego que su ascendencia española y su cuna cubana no podían ser desmentidas. Los partidos populares atrajeron sus simpatías. Organizó campañas electorales y fue candidato a posiciones, mereciendo siempre su nombre el favor del sufragio.

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Sin embargo, estudioso y perseverante, con mucho espíritu y verdadera pasión por las letras no se malogró como escritor y poeta. En los momentos de calma abordó asuntos históricos y muchos trabajos le hicieron conocer en el campo literario.

historia-de-maipu-julio-fernandez-pelaezProdujo varias obras de teatro, radioteatro, novelas históricas y poesía; entre las que se destacan: El General Romántico, La Martina Chapanay, Volvieron los tiempos de San Martín y O’ Híggins, El asistente Uvillas, Yunque de Gloria, Aleteos de Cóndores, Tradiciones Cuyanas, Los Poetas Románticos de Mendoza en el siglo XIX, Origen y Símbolo del Cristo de los Andes, etc.

En 1946, fue elegido diputado de la Legislatura Provincial, cargo para el que fue reelecto dos veces. Terminada su tercera diputación, el pueblo le llevó a ocupar una banca en el Senado de la provincia, en 1951, siendo también reelegido hasta 1955.

Al reformarse la Constitución provincial desempeñó con brillo la misión de Constituyente, siendo uno de los que más contribuyeron a la sanción de la nueva carta magna, durante los años 1948 y 1949, y uno de los oradores con mayor número de intervenciones en las polémicas diarias en representación del partido mayoritario.

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Legislatura de Mendoza (1940)

Espíritu amplio y caballeresco logró siempre la simpatía de sus adversarios, entre los que se contaban los más excelsos valores de los partidos opositores, Radical y Comunista.

La Legislatura mendocina le nombró su representante ante la Primera Conferencia Nacional de Bibliotecas, en 1949, y presidió la Comisión Organizadora de Bibliotecas Legislativas Argentinas, en la Segunda Conferencia Nacional.

El Gobierno de la Provincia de Mendoza, en reconocimiento de sus altas calidades, le designó su delegado para integrar la Comisión Nacional de Homenajes a San Martín con motivo del Centenario de la muerte del gran Capitán, en 1950.

Fue también representante del Gobierno provincial, para hacer entrega de una réplica de la bandera de los Andes en la casa argentina de Chile.

Actualmente es vicepresidente de la Sociedad de Historia y Geografía y vicepresidente segundo de la Junta de Estudios Históricos de Mendoza.

Fernández Peláez, conquistó, en 1947, el primer premio de poesía en el concurso municipal de la provincia y el segundo premio nacional de Historia para el trienio 1944-46, que le fue otorgado por su labor en la sección Cuyo y Andina.

Seguir a don Julio Fernández Peláez en su obra legislativa implica un esfuerzo ponderable. Imagínese el amigo lector de estas páginas lo que habrá costado producir leyes que se conocen con los siguientes títulos «Estatuto de los contratistas de Viña», «Ley de los Torneros Mendocinos», «Leyes de reformas a la Jubilación de los obreros, maestros y empleados públicos», «Seguro mutual», «Tribunales del Trabajo», «Expropiación del Solar (1) de San Martín para convertirlo en monumento histórico», etc.

Hombre de consejo de su partido, su palabra y su acierto son los que priman siempre en la labor legislativa. Es visitado y consultado, y tiene renta de cariño y agradecimiento de los humildes en su faena cotidiana.

Mendoza y San Juan le otorgan el título de Poeta de Cuyo, por encima de todas sus otras devoluciones a la tierra que le hizo hombre después de recibirlo cuando, infante y huérfano, llegó de Cuba en brazos de su madre.

la-andiada-julio-fernandez-pelaezEste título, Poeta de Cuyo, ameritado por su obra La Andiada, en la que, a la manera de los clásicos, relata en versos la vida épica del General San Martín, libertador de Argentina, Chile y Perú, le consuela de su amargo recuerdo. En 1950 debió ser elegido entre sus pares como presidente de la Cámara de Diputados. Era el candidato de su partido y la mayoría de su sector le sostuvo durante cuatro votaciones; pero, al fin debió declinar la posibilidad de llegar al alto cargo porque le fue imputada su «extranjería».

La Constitución, al referirse a la acefalía de Gobernador y Vicegobernador señala al presidente de la Cámara de Diputados como la segunda persona que puede llegar a la primera magistratura provincial con carácter interino. Desde luego que, siendo imprescindible la condición de argentino nativo, no se le consideró a Fernández Peláez con la habilidad constitucional para ocupar el cargo.

En Chile, el Gran Sarmiento, escuchó de labios del presidente de aquel país la invitación a tomar carta de ciudadanía para poder ocupar todos los cargos menos el que desempeñaba el invitante.

En Mendoza, el Poeta de Cuyo, pudo llegar a todos los cargos con excepción del que rige los destinos de la provincia.

Rodeado de sus hijos y nietos, que le llaman «Papá Grande», en su casa aldeana de Maipú, entre libros y manuscritos, una vez, nos mostró Fernández Peláez, un pequeño altarcito con una bandera estrellada, un escudo, un pequeño cofre con tierra de la Perla de las Antillas y un papelito de seda en el que, manos amigas, escribieron para él la letra del Himno Bayamés, de la Patria que lo vio nacer y partir.

«Sueño con ver alguna vez la tierra de las palmeras de tallo blanco, terminadas en plumones verdes que parecen querer dar más brillo a las estrellas del cielo.»

La Orden de la Rosa Blanca de la Argentina cuenta a este hombre, que se debe a su esfuerzo, entre los propulsores del ideario americanista de José Martí.

Su acción política y su vasta obra cultural, dicen de él que es un hombre cabal, generoso, buen amigo, comprensivo, limpio, siempre sonriente, con alma de maestro y alegría permanente de niño.

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Publicado en la Revista Nº 4 (Octubre-Diciembre) de 1954 de la Biblioteca Nacional "José Martí" de La Habana – Cuba, el 22 de agosto de 1954.

* GASPAR MORTILLARO es bien conocido ya en Cuba por sus notables investigaciones sobre la luminosa trayectoria martiana, desde su país, la República Argentina. Representándolo visitó Cuba en 1953, y en el Congreso de Escritores Martianos dejó garantía de sus calidades intelectuales. En este trabajo suyo publicado con verdadero gusto, el profesor Mortillaro, verdadero curioso en todo lo relativo a nuestro país, nos habla de Julio Fernández Peláez, el ilustre poeta argentino que tuvo por cuna la criollísima provincia de Matanzas, cuyo padre entregó su vida a la causa independentista. Muy pequeño marchó a tierras rioplatenses, donde radica hoy ostentando altos cargos políticos y donde ha cosechado un bien ganado prestigio intelectual, teniendo siempre un hermoso recuerdo para su tierra de palmeras.

Nota del Editor:

Julio Fernández Peláez muere en la ciudad de Maipú (Mendoza) el 04 de Septiembre de 1969, a los 74 años de edad. En los 15 años posteriores de la biografía publicada en su país natal, continuó su incansable y fructífera labor en Mendoza, que consideraba su lugar. Investigador y estudioso apasionado de la historia argentina, particularmente la cuyana y de su folclore. Ocupó cargos directivos en la Junta de Estudios Históricos de Mendoza y fue quién impulsó la creación de la Filial Maipú de esta prestigiosa institución. Miembro de la Fundación Internacional “Eloy Alfaro» de Ecuador y de los Institutos «Libertador Ramón Castilla» y «Sanmartiniano», ambos de Lima (Perú). Socio honorario del Centro de Estudios Secundarios y Universitarios de Maipú (Mendoza). Dio conferencias por radio y televisión para las que, además, escribió libretos de carácter histórico-folclórico. Aparte de su obra literaria, publicó asiduamente en la prensa local y nacional. En la ciudad de Maipú (Mendoza), donde vivió la mayor parte de su vida, fue el gestor de innumerables iniciativas concretadas por su permanente compromiso comunitario. Una escuela y la biblioteca municipal, hoy llevan su nombre.


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El «Che» Guevara con Gaspar Mortillaro

Gaspar Mortillaro: Nace en Buenos Aires el 6 de Julio de 1901. Fue escritor, docente y dirigente gremial. Presidió el Congreso del Frente Único del Magisterio Argentino realizado en diciembre de 1934 en Buenos Aires. En Cuba escribió la historia de la Revolución Cultural, fue profesor de Filosofía en la Universidad Cubana, secretario general del Instituto «Julio Antonio Mella» y uno de los fundadores del Partido Comunista Cubano. Mantuvo una estrecha relación de amistad con el Che Guevara. De su obra literaria se destacan los libros “Sarmiento” biografía y anécdotas, (1938); “Vidas en cruz” relatos de Puerto Nuevo (1941); “Mitre, paladín del laicismo” (1957); “José Martí y la oratoria cubana» (1959) con Luis Conte Agüero; “Argentina” editado por Casa de las América – La Habana (1960), “Cuba Revolucionaria” (1960); “Sarmiento en anécdotas” (1961); entre otros.

Leopoldo Marechal en el artículo «Memorias» publicado en la Revista Atlántida (Agosto 1970), expresó: «Con 14 años ingresé en la Escuela Normal, me vi allí entre un enjambre de muchachos vitales e inteligentes: Veronelli, Berdiales, Estrella Gutiérrez, Foglia, Fesquet. Recuerdo sobre todo a Hugo Calzetti, el mayor de todos nosotros, que se hizo marxista militante, se convirtió después al cristianismo, escribió un Antimarx y murió en la mitad de su vida y de sus luchas. No podría olvidar tampoco a Gaspar Mortillaro, que nació con la revolución en las venas y figuró más tarde en muchos entreveros. Lo encontré treinta y cinco años después, en un tren, rumbo a Salta; finalmente supe que se había ido a Cuba, donde murió con la bomba puesta».

Gaspar Mortillaro muere en Cuba en el mes de Junio de 1966. Tenía 65 años.


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