La Melesca

UN MENDOCINO DE LEYENDA

JUAN GUALBERTO GODOY

Arrogante, valiente y mordaz;  periodista de pluma incisiva y renombrado payador, el poeta mendocino Juan Gualberto Godoy inscribió su nombre entre los pioneros de la literatura gauchesca y lo entrecruzó  con la leyenda.

 

por GREGORIO TORCETTA *

Juan sin ropa

Juan sin ropa había nacido en los viñedos del sol

era un diablo provinciano, unitario y criticón

le decían Juan sin ropa a Juan Gualberto Godoy.

Dicen que Juan sin ropa guardaba un grillo por corazón

con su linaje de duende cascabelero y cuyano

por Dolores fue pulpero y en Tuyú fue payador.

Cuentan que cuenta la historia que a Santos Vega encontró

y al fuego del horizonte el verso los conjuró.

Era un diablo Juan sin ropa don Juan Gualberto Godoy

La memorable payada jamás el pueblo olvidó.

Santos Vega fue vencido y a la muerte se entregó.

Después volvió Juan sin ropa a sus viñedos del sol.

Entre alamedas y olivos entre cuecas y tonadas

aquel demonio cuyano hecho leyenda quedó.

De la obra “Los Duendes del Agua y la Piedra” de Gregorio Torcetta (1998)

.

El famoso payador Santos Vega fue derrotado por un forastero desconocido que se le presentó, en vibrante desafío de guitarras y debajo de un tala, como Juan Sin Ropa, alias de Juan Gualberto Godoy, un enviado del mismísimo Mandinga, de acuerdo a la siempre respetable tradición gauchesca.

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«Aquel que vivió cantando» (tinta) Rodolfo Ramos

Juan Gualberto Godoy, el vencedor de la payada, era oriundo de la provincia de Mendoza. Había nacido en el año 1793, hizo estudios en una escuela religiosa y era aprendiz de gramática latina. Con tan ricos antecedentes pudo ser el digno oponente del gaucho Santos Vega. Los paisanos lo tenían por excelso improvisador merced a su condición de poeta.

El tradicionalista Elbio Bernárdez Jacques ha cotejado algunos datos que hacen presuponer, con un grado ínfimo de error, que Godoy comercializaba sus versos escritos en una pulpería situada en el Tuyú. Dice: “Es un viejo almacén que aún conserva su reja al mostrador y donde se me dijo, existía hasta hace poco, un cuaderno de fiados del año 1816”.

Un payador cuyano en las pampas

El mendocino Juan Gualberto Godoy vivió hasta 1830 primero en Dolores, y en el Tuyú, después, regresando a su Mendoza natal para exiliarse luego en Chile por mostrarse en desacuerdo con el régimen de Juan Manuel de Rosas.

Mientras vivió en la provincia de Buenos Aires vendiendo sus versos en cartulinas, Santos Vega, que andaba de fogón en fogón, y de pulpería en pulpería, es harto probable que se haya encontrado con Godoy en el boliche del Tuyú donde comercializaba sus inspiraciones, en donde, además, Godoy aprovechaba algún aniversario (cumpleaños) de algún parroquiano para componer y, de paso, vender lienzos acodado junto al mostrador.

Se dice que el final de Santos Vega se produce en una payada y ante Juan Sin Ropa (el mendocino Juan Gualberto Godoy, reencarnación del Progreso y el Diablo). Un “forastero” retratado como magistral compositor de piezas jamás oídas (tristes y cielitos, ambos sonidos muy típicos de la provincia de Buenos Aires) que confundían a Santos Vega y asombraba a los testigos de aquella payada memorable.

Santos Vega, el payador, dice aceptar la derrota a manos del mendocino Godoy.

La poesía de Rafael Obligado permite inferir que Vega se esfumó de la faz de la tierra, no quedando siquiera rastros de sus cenizas, mientras el Progreso y Mandinga celebraban el aquelarre, la destrucción del tradicionalismo a manos del progreso infernal.

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«Pulpería» – foto de Daniel Zunino

Periodista y político

Juan Gualberto Godoy ejerció la militancia  política para el bando unitario, pero era a la vez en la pampa un temido payador, que se batía, por medio de versos improvisados, en extensos duelos o payadas, que concluían sólo cuando uno de los dos contendientes se quedaba sin nada que decir. Aunque las dotes poéticas de Godoy eran inagotables, sus dotes políticas eran más bien escuetas, y así es que las constantes tundas propinadas por los federales lo fueron alejando de las ciudades y llevando hacia la pampa, donde terminó por montar una pulpería. Pero gran parte de su desprestigio político se debía a la aguda ironía con que escribía sus rimadas opiniones en periódicos y revistas, que la mayoría de la gente no supo o no quiso apreciar.

El 22 de abril de 1827, Juan Gualberto Godoy saca el primer número de El Huracán, con lema: “Una atmósfera cargada de miasmas, sólo la tempestad la bonifica se iniciaba el periodismo de lucha en donde todas las armas eran buenas”.

Muchos de los materiales de El Huracán están redactados en verso, que “constituyen una galería de retratos de personajes reales… Esto motiva que el gobernador Juan Corvalán y su ministro Gabino García firmen un decreto el 22 de mayo de 1827, clausurando la publicación porque desacreditaba escandalosamente el «uso útil» que debe hacerse de la prensa en todo «país culto y civilizado»…

Poeta anónimo de la tonada cuyana

Nació en Mendoza el 12 de julio de 1793. Hijo de Don Jacinto Godoy, destacada figura de los círculos sociales y políticos de la época y de Trinidad Villanueva, descendiente de una familia patricia. Aprendió a leer, siguiendo el método sintético empleado entonces, y después le enseñó a leer un español comerciante de tabacos.

A los doce años desempeñó un puesto en la Tesorería de la Real Hacienda, puesto que conservó hasta 1809, para atender la hacienda de su padre, quién debió ausentarse de la provincia. Aunque su vocación no era la agricultura, coinciden sus biógrafos en atribuirle la innovación de prácticas para mejorar la industria vitivinícola y la calidad de vino, con procedimientos nuevos.

Al respecto, dice Ricardo Rojas: “Hubiera podido lograr la riqueza (…) pero no persistió con su vocación industrial porque se lanzó al entrevero de las guerras civiles y a la tentación de las letras”.

Es posible que sus primeras obras poéticas fueran a parar a manos de los cantores populares, de los jóvenes de su época que por entonces gestaban en la canción cuyana, la letra de la Tonada.

En el folklore musical cuyano, sobre todo en la Tonada, hay letras que, pese a su anonimia, tiene un sello que las identifica como obras de poetas cultos como Leopoldo Zuloaga, José Manuel Olascoaga, Nicolás Villanueva y Juan Gualberto Godoy, que amaba el pueblo. Le gustaba entreverarse con él y cantar con él y para él.

El primer estudio de Juan Gualberto Godoy se debe a Domingo Fidel Sarmiento, Dominguito, hijo de Domingo Faustino Sarmiento y la primera evaluación académica a Ricardo Rojas. Dice Dominguito en su ensayo de 1889: “Pudo perfectamente figurar entre los poetas de la gloriosa época formada por Echeverría, Ascasubi, Hidalgo, Lafinur y otros.

Apenas llegó San Martín a Mendoza el 10 de agosto de 1814, para ejercer como Gobernador Intendente de las Provincias de Cuyo, Godoy formó parte de su escolta. Tenía 21 años. En 1817 visita Buenos Aires; vuelto a su provincia natal en 1819, se enrola en el regimiento de Cazadores N° 5 con el deseo de participar en la Campaña Libertadora. Su deseo no pudo verse cumplido debido al estallido anárquico que produjo la disolución de las Provincias de Cuyo y la caída del Gobernador Luzuriaga, que lo obligó a quedarse en Mendoza para asegurar el orden.

De los payadores mendocinos de su siglo pasado, (nació en 1793 y murió en 1864) Juan Gualberto Godoy, es el que ha dejado aquí y en Chile más obra literaria. Usó la forma genuina del cantor gaucho, con lenguaje llano fustigó valientemente los defectos sociales de su época.

El mismo decía: «Mi inclinación predilecta es hacer veros burlescos contra todo lo que me parece malo». Arrogante, con una audacia y valor sin límites, las causas nobles y justas lo contaron entres sus defensores. Esgrimió con maestría la sátira mordaz contra el vicio, el cinismo y la arbitrariedad. Supo poner en descubierto las heridas que lastimaban el organismo social de su pueblo. Escribió para los gauchos cantores de su tierra, en lenguaje decidor y expresivo, cartas, dedicatorias, tonadas, cuecas, serenos, gauchitos, etc.

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«Bajo el ombú» -óleo- Juan Carlos Castagnino (1941)


gregorio-torcettabyn* GREGORIO V. TORCETTA: Escritor, periodista, poeta y autor mendocino. Escribió sobre artes y espectáculos en los diarios “Mendoza”, “Los Andes” y “MDZ” de Mendoza. Colaboró con la revista “Folklore” de Buenos Aires. Autor de canciones y publicó los poemarios “Un poco de mí” y “El canto vano”. La cantata sinfónica “Los duendes del agua y la piedra” y el poema coral “Mendoza, cantata fundacional” llevan su poesía. Es uno de los fundadores de la revista digital “La Melesca” historias de Cuyo.

Nota del Editor

Una lamentable situación se ha producido en Mendoza con relación al Día de la Tonada, generando una discusión que ha perdurado por más de treinta años.

La propuesta original de instituir el Día de la Tonada y la fecha elegida para conmemorarla, fue una iniciativa que impulsó el animador Rubén Emilio Segura junto con la Asociación Cuyana de Buenos Aires y el Centro Tradicionalista Provincianos Unidos presidido por el folclorista Manuel Marcos López y se realizó el 23 de diciembre de 1960. El Gobierno de Mendoza adhirió a la conmemoración y el entonces gobernador Ernesto Ueltschi designa para que lo representen en los Actos que se realizan en la Capital, a dos hermanos del músico -Juan Guillermo y Carlos Cuadros-, como reza en el Decreto Provincial Nº 5.499 del 20 de Diciembre de 1960. Este es el primer antecedente que existe a solo cuatro años de su fallecimiento. En Mendoza, se realizan varias solicitudes como la del Sr. Andrés Areco. Este reconocido conductor y animador, fallecido el 30 de mayo de 2010, fue el creador del programa radial “Peña Folklórica de Cuyo”, que llegó a la audiencia mendocina por más de cuarenta años. Por su permanente defensa de la música regional cuyana fue distinguido por la Legislatura mendocina durante la gobernación de Celso Jaque. En su momento, Areco formó parte de un grupo que reunió antecedentes y fundamentos coincidiendo con la propuesta capitalina, la que fue aceptada por las autoridades mendocinas sin modificaciones, reclamos, ni polémicas, sumado a un masivo apoyo popular. Esto posibilitó la creación, desde 1975, de un festival gratuito que se denominó “La Nochebuena del Folclore”, donde participaban reconocidos artistas de Mendoza, San Juan, San Luis y de otras regiones del país, para recordar específicamente a Hilario Cuadros en el Día de la Tonada.

La arbitraria reforma realizada con un «segundo decreto», muchos años después, trasladó la conmemoración al día 18 de Julio, natalicio de Juan Gualberto Godoy, significando la apropiación de una idea que fuera oportunamente refrendada por legisladores y autoridades provinciales que avalaron el decreto original. Si la declaración, como pasa con tantas, hubiese quedado solo en los papeles, otra sería la situación; pero, en este caso, se sentó, además, un precedente artístico con un importante apoyo popular que no fue respetado, constituyéndose en un avasallamiento a la propiedad intelectual y un despojo a la memoria de un referente cultural cuyano.

La Melesca, con la intención de propiciar un gesto de justicia histórica, ha propuesto que el Día de la Tonada vuelva a celebrarse en la fecha original de declaración, reivindicando la figura de Hilario Cuadros, el destinatario original para quién se instituyó este día.

Paralelamente declarar el día 18 de Julio como el Día del Poeta Cuyano, para recordar a Juan Gualberto Godoy por su actividad fundamental: las letras y con él, a todos los poetas de la región. De esta manera se pondrá fin a una ridícula antinomia entre dos referentes culturales, generada por una desafortunada decisión administrativa.

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