La Melesca

FERIA DE AMÉRICA

Durante el verano de 1954, en Mendoza se concretó la mayor muestra de los países de Centro y Sud América. Se trataba de exponer los avances industriales de cada región, junto con la arquitectura, el arte y el diseño; una conjunción extraña pero que plasmó una propuesta de vanguardia.

 

 

por SUSANA FASCIOLO *

 

El 14 de enero de 1954, Mendoza se vistió de gala. El parque Gral San Martín, magnífico escenario creado por el paisajista Carlos Thays a fines del siglo XIX, cedió sus calles, prados y arboledas para convertirse en el marco donde gran parte de los países de la América hispano parlante mostraron su potencial industrial y económico. El anfitrión, en esos momentos,  gozaba de un creciente esplendor industrial.

La Feria se planificó en un espacio que tenía un lago artificial con una isla, el Paseo del Rosedal, la Fuente de los Continentes, el edificio de Playas Serranas, -hoy Museo de Ciencias Naturales “Cornelio Moyano”- y construyó, en el prado ubicado en Av. Las Tipas frente al Mendoza Tenis Club, un anfiteatro con un imponente escenario y gradas dispuestas en semicírculo. El cierre del evento se prolongó hasta el 14 de abril, coincidiendo con la conmemoración del Día de la Confraternidad Continental. Cabe destacar que por primera vez se elegía una provincia para un evento de tamaña envergadura, con grandes y complicadas exigencias organizativas sumado a los prolongados tres meses de funcionamiento -casi permanente- que duró la muestra. Fue un claro ejemplo de entender el país como un ente federal.    

Con este evento, el poder político buscaba afianzar las relaciones comerciales, sobre todo con los expositores extranjeros. El presidente Juan D. Perón desarrollaba el Segundo Plan Quinquenal, que representaba un claro mandato de renovación y apertura al mundo. Argentina, favorecida por desgraciados acontecimientos que sucedían en el mundo, estaba empeñada en conseguir un sólido crecimiento industrial, como principal sustento del progreso. Mendoza, con su gobernador Carlos Evans, se alineaba detrás de los objetivos nacionales. La emergente industria vitivinícola mendocina fue una de las más agraciadas. Emprendimientos familiares con escasas posibilidades de crecimiento se convirtieron en fuertes y productivas empresas al insertarse en los nuevos espacios comerciales.

Los gestores

Para el armado de la Feria, el Gobierno de Mendoza convocó como director al Ing. Iván Bacsinszky, un industrial húngaro de vastos conocimientos en la organización de este tipo de eventos, que estaba radicado en la provincia. Se incluyó también a los prestigiosos arquitectos César Jannello y Gerardo Clusellas. Jannello, que había estudiado en Buenos Aires, se había radicado en Mendoza en 1947 y Clusellas, se había especializado en arquitectura corporativa. También participó el acreditado estudio de diseño gráfico y comunicación dirigido por Tomás Maldonado y Alfredo Hlito. Este grupo de profesionales le dieron a la Feria una orientación absolutamente moderna enlazando la industria con el arte y hermanándolos en un resultado de vanguardia. El montaje y supervisión de la Feria estuvo a cargo de la Dirección de Arquitectura de Mendoza.

La «Torre de América», monumental símbolo de la muestra.

La Feria de América, por su magnitud y complejidad, fue un vivo exponente del movimiento moderno del arte, la arquitectura, el diseño y la música. Lograron conjugar las tradiciones populares con audaces propuestas. La correspondencia entre la simpleza formal de las construcciones en contraste con el verde arbóreo del paisaje le dieron un sello único. La Feria fue pensada como un conjunto bien planificado, como una obra armónica, íntegra, separándose de la casualidad y de la ubicación de los elementos sin pautas certeras. Se buscó alcanzar un orden de total equilibrio en cuanto a la disposición y articulación de los distintos pabellones.

Se utilizaron treinta hectáreas, para ubicar noventa y cinco pabellones. Países como Brasil, Chile, Ecuador, Colombia, Bolivia, Paraguay, El Salvador, Cuba, Costa Rica, República Dominicana, Guatemala, Haití, Honduras y México estuvieron presentes y prácticamente la totalidad de las provincias argentinas también tuvieron sus espacios de exhibición. Las Cámaras y Asociaciones industriales -de toda índole- mostraron sus productos. Un pabellón de grandes dimensiones alojó a participantes de establecimientos medianos y cincuenta lugares menores se destinaron para alojar a pequeños expositores.

Dibujo del Stand de la Cervecería y Maltería de Cuyo.

 

Conceptos claros

En los elementos constructivos se priorizaron las formas geométricas, pero no solo en los pabellones, también en los que acompañaban, como el mobiliario y la señalética cuyos textos debían estar en armonía utilizando una tipología única para todos. También se reglamentó el uso de los colores, que debían ser: blanco, negro, gris, beige, neutrales claros y rojo. Los elementos decorativos no tuvieron lugar, tratando de resaltar el valor de las distintas presentaciones. El concepto era que “nada debe distraer la atención más que el fin buscado”.

Stand de la Provincia de Mendoza

En el pabellón que representó a Mendoza se exhibían maquetas de los sistemas embalse e irrigación, afirmando la voluntad de convertir el desierto en oasis. La estética del edificio concordaba muy especialmente con los mandatos de diseño elegidos por los artífices del evento, y en él están representados los principios de la arquitectura moderna: la planta y fachada libre, el estar elevado sobre pilotes, las ventanas apaisadas que atesoraban el testimonio de la arquitectura de la Ville Savoye de Le Corbusier.

Uno de los pabellones mas destacado, por estar muy promocionado por el proyecto político, fue el de IAME (Industrias Aeronáuticas y Mecánicas del Estado). Aquí se presentaron, aparte de algunos de los modelos de aviones que fabricaban, la línea de automóviles Institec, con su modelo popular denominado Sedan Justicialista (luego del golpe militar del año siguiente fue bautizado Sedan Graciela) y el modelo premium: el convertible Justicialista Grand Sport. También fabricaban los tractores Pampa, la motocicleta Puma y el vehículo de carga que se conoció como Rastrojero.

Justicialista Grand Sport

Moto Puma

Rastrojero

Tractor Pampa

Institec Justicialista

Tampoco faltaron en la Feria los exponentes del diseño industrial. Todo tipo de muebles y elementos disímiles, de audaces y novedosas formas, fueron presentados en la Feria.

Vista nocturna del lago, la isla y el puente

En la isla del Lago, a la que se accedía por un puente ubicado del lado este de la misma, estaba la pista de danza y boîte, bajo una enorme pérgola realizada con pórticos de madera laminada. Era la zona festiva, de alegría, de color, de música y baile. Los artistas argentinos más famosos desfilaron por los distintos escenarios que tenía la feria durante el tiempo que duró la exposición. Completaban la propuesta, como fieles exponentes de los países visitantes, las costumbres, las artesanías, la música, la danza, expresados en espectáculos artísticos a lo largo de todo el recorrido.

También en el camino de los visitantes, se ubicaron bares de paso, juegos para niños con propuestas novedosas, zonas de descanso y una cantidad suficiente de baños públicos.

La nota de color la dio la iluminación, los juegos de luces proyectadas sobre las aguas móviles de las fuentes, las torres de transmisión, los globos y la música. En el marco de la Feria tuvo lugar la Fiesta de la Vendimia, con su Carrusel que puso su sello personal por su excelencia y magnitud, sorprendiendo a los espectadores de otras regiones.

La Torre de América iluminada-

Pero donde se conjugaron la tradición con la vanguardia fue en el acceso a la Feria. Atravesando los majestuosos Portones del Parque General San Martín, se encuentran los Caballitos de Marly, custodios de la moderna torre alegórica de la Feria. Una instalación, diseñada como símbolo del evento, daba la bienvenida a los visitantes. Llamada La Torre de América, tenía cincuenta metros de altura y estaba construida con tubos de hierro. Sin perder su carácter de liviandad se veía como una instalación ligera y transparente. Una preciosa danza de cubos, triángulos, pirámides cruzadas, abrazados en armonía, significaban la unión entre los países americanos. Las partes ciegas teñidas de blanco, negro y rojo, se basaron en las líneas dictadas por el diseño general de la muestra. Acompañaban el conjunto juegos lumínicos que cambiaban con distintas propuestas que dictaba el sonido. El destacado músico sinfónico argentino, Mauricio Kagel, compuso una banda sonora, combinando los instrumentos musicales con sonidos de fábricas industriales. La tituló Música para la torre y se constituyó en la primera obra musical electrónica hecha en América Latina. Fue un indiscutible espectáculo audiovisual.

Avión a reacción Pulqui II, un orgullo argentino

Delante de los portones del parque estaban colocados dos aviones a reacción, la novedad mundial del momento en materia de propulsión aeronáutica. Un prototipo de fabricación nacional bautizado Pulqui II (en lengua araucana Flecha) estaba junto a un Gloster Meteor, el primer caza de reacción británico que era utilizado por  Argentina. En los momentos de mayor afluencia de espectadores encendían los motores y el ensordecedor sonido de las turbinas provocaba admiración en el público presente.

La Torre de América, de haber perdurado en el tiempo, podría haber sido un hito, una evocación de la magnificencia de la Feria, como sucede en muchas partes del mundo donde elementos colocados temporalmente para un fin determinado, quedan en el lugar y llegan a convertirse en emblemas distintivos de la ciudad.

El golpe militar del 16 de setiembre 1955, conocido como la Revolución Libertadora, destituye a Perón y el Gral. Eduardo Lonardi asume como presidente. Por la promulgación de un decreto, en el año 1956, se prohibió “la utilización de imágenes, símbolos, signos, expresiones significativas, doctrinas, artículos y obras artísticas que sean representativas del peronismo”. Comienza así una paulatina destrucción de la incipiente industria nacional y, paralelamente, se condenaba al olvido de todas las propuestas de progreso que generó esta descomunal exposición.

Los que de niños la recorrimos con nuestros padres, no llegamos a dimensionar su importancia y la magnitud de lo que estábamos presenciando, aunque nos quedó la dicha de visitarla y solemos evocar aquel grandioso evento, aunque la historia no haya sido justa con ella. La mezquindad humana sustentada por cuestiones políticas partidarias no le dieron el lugar preponderante que merecía. No existe en la memoria colectiva como otros pasajes de nuestro pasado, tal vez de menor importancia. Si hoy preguntamos a cualquier mendocino “¿Qué sabes de la Feria de América?”, seguramente nos mirarán asombrados, sin entender de qué se está hablando.

El último vestigio de la Feria de América

Solo queda aún un vestigio físico de su existencia. El que fuera el pabellón de Ministerio de Obras Públicas de la Nación, continúa de pié, semi escondido en un espacio poco transitado del Parque Gral. San Martín. Después del cierre de la muestra se convirtió en la «Boîte Cuba». Más tarde, tuvo un destino de abandono y sirvió de guarida de vagabundos y en otros momentos un lugar de juego de niños aventureros. Luego fue sede de un destacamento de la Policía de Mendoza. Y otra vez el abandono… siempre el abandono.

Las autoridades provinciales de distintas administraciones, en más de una oportunidad prometieron su restauración y puesta en valor… aún una promesa incumplida. La noble madera conque se construyó al único testigo de la Feria de América, espera estoicamente su turno para mantener viva la historia de aquel evento glorioso de nuestra patria.

Tal vez suceda…


 

* SUSANA FASCIOLO Nació en Buenos Aires. Arquitecta egresada de la Universidad de Mendoza. Se ha dedicado al interiorismo y al diseño de amoblamiento. Ha publicado los libros "Juan Carlos Fasciolo - del científico al hombre" editado por la EDIUNC (2010), "Cuentos no tan cuentos" (2015) y "Poemas amorosos" (2019).

Bibliografía

“Feria de América. Vanguardia invisible. 1953-1954” Fundación del Interior- Director Wustavo Quiroga 

Magdalena Day. “El legado invisible de la Feria de América de 1954”

Dr. Arq. Franco Marchioni, Arq. Romina Giselle Sales - “Paisajes del interior argentino: algunos testigos arquitectónicos del peronismo de 1954 en clave moderna”- Apartado: La Feria de América - LaDyOT (Laboratorio de Desertificación y Orden Territorial) - Iadiza-Conicet-Mendoza

 

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