La Melesca

SÍMBOLO VIVO DEL TERRUÑO NATIVO

Félix Dardo Palorma

 

Pocos nombres reúnen entorno de sí un consenso mayor y una admiración más sincera. Félix Dardo Palorma, poeta-filósofo, músico originalísimo, se nos presenta en la extraña y doble dimensión que, en el arte, llega a ser casi todo: la raíz y la vanguardia.

 

por GREGORIO TORCETTA *

Comenzaba la década de 1980 cuando don Pedro Lo Forte me invitó a formar parte del Círculo de Autores y Compositores de Música de Mendoza. En su Comisión Directiva estaba Félix Dardo Palorma. Saber que podría compartir momentos con un autor y compositor como él, trasuntaba mis expectativas: poeta-filósofo y músico originalísimo al que admiraba y admiro.

Estoy convencido de que a partir de sus composiciones se produce un antes y un después en el canto folclórico regional. Nadie describió como Félix Dardo Palorma al pueblo rural, lo que el hombre de esta tierra piensa y siente. Es que él era uno de ellos, pero con una misión particular: ser el heraldo que haría trascender a su tierra y su gente por encima de su geografía.

 Las charlas del maestro

Cuando finalizaban las reuniones de Comisión Directiva del Círculo de Autores, en el estudio jurídico de “Torito” Casale, junto a don Félix y don Vicente Mirón, recalábamos en el Automóvil Club, al lado del diario “Mendoza”, que era mi lugar de trabajo, y allí los escuchaba entre café y café.

Fue en una de esas oportunidades en que nació mi primera entrevista a don Félix Dardo Palorma, un documento que conservo como reliquia y me pareció oportuno volver a compartir como homenaje a su memoria.

“…Y así he vivido, siempre consagrado a lo que ha sido, es y será la pasión de mi vida: la música y el amor por lo nuestro”.

“Antes de ser músico era simplemente un negro. Negro y paceño enamorado de mi tierra. En realidad en mi vida sólo fui músico, más por entusiasmo que por capacidad. Creo en mi propia creación y esto no es egolatría. En mis versos están todas mis raíces indígenas y mi música tiene que ver con esas raíces. Mi origen tiene contornos aborígenes muy pronunciados. Nosotros, los Palorma, éramos una parcialidad étnica indígena de La Paz”.

Félix Robustiano Palorma nació en San José de Corocorto (actualmente La Paz, Mendoza), el 23 de mayo de 1918. Intercaló su actividad artística con funciones laborales específicas en el Ministerio de Trabajo en el orden previsional. Esto motivó su traslado a distintos puntos del país. Tucumán, Córdoba, Jujuy. Radicado en Mendoza desde comienzos de la década de 1960, fue delegado de SADAIC y directivo del Círculo de Autores y Compositores de Música de esta provincia. De ascendencia huarpe, creció en una familia complacida de su esencia y estirpe. “Mi familia era tan indígena que sólo tenía y vivía de su propia hacienda, compuesta por caprinos, vacunos, mulares y caballerizos. Así fui creciendo, con sueños y volantines, sin nada fijo ni concreto, pero con una actitud interior, con un sentimiento bien definido”.

Se hace camino al andar

“Un día, en la década del 30, emigré de mi terruño y me transformé en andante por los distintos senderos del mundo. Tenía 15 años. Así llegué a Mendoza y viví ese tiempo en calle Avellaneda, cerca del parque San Martín. Estudiaba guitarra para acrecentar mis elementales conocimientos musicales aprendidos en La Paz. A un año de estar acá, un conjunto de Buenos Aires, me incorporó como guitarrista y con ese grupo recorrí la Argentina. A los 21 años tuve que hacer el servicio militar en el 12° Regimiento de Infantería Gral. Arenales de Santa Fe. Me quedé un tiempo, lo necesario para conocer la música y las costumbres del litoral”.

-¿En ese tiempo formó dúo con Margarita Palacios?

-Yo cantaba como solista en el circo Gianni Pollastrini. Me quedé un tiempo en Tucumán. Allí conocí a Margarita que era cordobesa y no catamarqueña como muchos creían. Ella también cantaba en el circo y realizaba pruebas circenses. Era hija de un famoso mimo: Toto, y llevaba el espectáculo en el alma. Formamos lo que en aquel tiempo se conocía como dúo mixto bajo el nombre Dávila-Paz. Cantamos juntos varios años. Después me radiqué en Hurlingham, en la provincia de Buenos Aires, y fue en 1941 cuando conocí al director artístico de Radio Belgrano, Luis Rosales, el que me sugirió el nombre Dardo para agregarlo al mío propio. En Buenos Aires viví 25 años”.

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Amar la tierra de uno

-¿Es verdad que lo invitaron a Hollywood y usted desistió de ir…?

-Es cierto. Fue para asistir al estreno de “El camino del gaucho”, pero yo me estaba haciendo mi casita en Hurlingham por administración y no podía dejar eso que para mi era más importante que viajar.

-Realmente, don Félix, fue toda una proyección internacional la suya…

-Fue entre 1951 y 1952 que por concurso me adjudicaron toda la musicalización de la película que protagonizaron Gene Tierney y Rory Calhum para la 20Th Century Fox. Fui autor, intérprete y asesor de los cantantes norteamericanos. Por eso los directivos del sello me invitaron, con viaje y estadía pagos, para asistir al estreno en Hollywood.

-Aparte de esto, usted ya tenía compuestas varias canciones ¿no?

-No. Todo empezó a darse para esa época. Mi primera composición estrenada data de 1938, cuando Buenaventura Luna con La Tropilla de Huachi Pampa presentó “El telero”, y dos años después en 1940 en Tucumán, “Mañanitas de Amaicha”, la cantó Martha de los Ríos. En 1949 escribí la cueca “Póngale por las hileras”, que se estrenó en Uruguay, en el Palacio Salvo de Montevideo. Posteriormente sería grabada por don Carlos Montbrun Ocampo y por Antonio Pantoja, que acrecentaron su difusión. Para esta composición, me inspiré en los recuerdos primeros de mi querida La Paz, donde los carros vendimiadores iban desde la finca de don Vicente Gil a la bodega Sturniolo. El amor por mi tierra y mis vivencias lugareñas siempre me han acompañado. Así en 1951 nació la “Cueca de la viña nueva”, que describe el alma del terruño nativo. A partir de entonces me afirmé como solista y esto me permitió hacer conocer lo mío con buen éxito. Otros solistas y conjuntos comenzaron a interpretar mis temas como las cuecas mencionadas, la zamba “La Cumbreña”, la canción “El Leñerito” que se difundieron mucho.

-Durante su estadía en Buenos Aires, usted también incursionó en la música ciudadana…

-Yo participaba en aquellos programas de jabón Federal que conducía Juancito Monti y fue por 1960 que escribí una milonga que le puse de título “Ni más ni menos” que grabó Aníbal Troilo cantada por Angel Cárdenas. Pero siempre hice folklore. No me considero un creativo constante, un vanguardista. Siempre tomé lo elemental, lo que tenía que ver con mi origen. No es bueno que el hombre se aleje de la tierra, porque pierde las bases mismas de su creatividad. Pierde la capacidad de hacer oír lo que otros seres no han llegado a escuchar.

Su música y su poesía son un gran legado para nuestro país y particularmente para Mendoza, don Félix…

-Soy músico, tan simple como la corteza del pan… un simple observador de nuestras cosas regionales. He recorrido siempre el país. Me he acercado a la gente. Luché por la lingüística nacional, por lo autóctono, por las cosas regionales, soy un amante de la tierra. Intenté expresarlo en una copla:

“Yo soy fuego que se deja

y se tapa con cenizas

y por ser de buena leña

amanece al otro día”


gregorio-torcettabyn* GREGORIO V. TORCETTA: Escritor, periodista, poeta y autor mendocino. Escribió sobre artes y espectáculos en los diarios “Mendoza”, “Los Andes” y “MDZ” de Mendoza. Colaboró con la revista “Folklore” de Buenos Aires. Autor de canciones y publicó los poemarios “Un poco de mí” y “El canto vano”. La cantata sinfónica “Los duendes del agua y la piedra” y el poema coral “Mendoza, cantata fundacional” llevan su poesía. Es uno de los fundadores de la revista digital “La Melesca” historias de Cuyo.

HECHIZO DE CUECAS Y TONADAS

FÉLIX DARDO PALORMA

por CECILIA BIGETTI *

Como destejiéndose, la tarde se moría atrás de la cordillera. Mientras tantos, el sábado se enredaba con recuerdos y nostalgias que se deslizaban en el reportaje. Porque estar con don Félix es todo ese montón de cosas; recuperar la cultura, reencontrarse con lo propio… sentir que de a poco, como con voluntad de huarpe, empezamos de nuevo a ser nosotros.

Nació en el antiguo San José de Corocorto, hoy llamado La Paz. “Mi primer sonajero fue la guitarra” -dijo-. Este hombre, autor de más de doscientos temas, empezó a componer a los 18 años. Se fue a Buenos Aires en 1941 y se quedó 23 años. “Allí se añora, se extraña y también se sufre, todo por las limitaciones de las grandes ciudades… -reflexiona-. Esto se nota mucho en la comunicación del hombre, en la amistad, en el campo de los afectos, e el amigo que uno espera…”

 Poca gente sabe que fue seleccionado, entre muchos, por la Twenty Century Fox para musicalizar un film cuyo tema era el gaucho. Como casi todos los artistas, tiene una “hija predilecta” entre sus obras. Se trata de un tema de la última época llamado “El junquillerito”. Lo invade la emoción cuando relata cómo los niños cortan el junco que crece en los médanos del río Mendoza para hacer artesanía. “Esta tarea la realiza solo. A veces sus padres van delante para matar cualquier sierpe que pueda estar enroscada en las matas” -dice. Se trata de una canción pastoril. Pero, comercialmente, la que le dio más satisfacciones fue “Póngale por las hileras”, una cuequita que escribió en Buenos Aires y estrenó en Montevideo (Uruguay). El éxito interpretativo se lo debe a Carlos Montbrun Ocampo. Fue traducida a otros idiomas, como el francés y el japonés.

Se lamenta de la actitud de los jóvenes “que se adhieren a otras corrientes musicales y desvalorizan lo suyo, se van del denominador común que tenemos los que cantamos a la tierra. No reparan en que no se debe abandonar a la madre, como tampoco a los buenos vinos. Hay una tendencia -agrega- hacia lo extra nacional. Esa música responde a un aparato montado para desviar el interés de los jóvenes y llevarlo a su juego comercial”. Pero su música, entre los jóvenes folcloristas, siempre ha sido bien recibida. Según su criterio deberían hacer más por la cultura local. No es suficiente lo que se hace. No se protege al artista, no se le brindan garantías económicas que le permitan crear. En su caso, entidades oficiales y particulares han usado su música y nunca le han pagado por ese derecho.

Tiene en la actualidad dos proyectos importantes: uno es la musicalización de un film corto; otro es una obra sinfónica en coautoría con Tito Francia, pero no se sabe si contarán con recursos.

Don Félix Dardo Palorma se casó en 1963 con una mujer muy rubia y con ojos azules, “tal vez para compensar”. Tuvo un solo hijo por que “en La Paz la cigüeña vuela muy alto”.

Los Palorma mantienen vivas las características indias. Cuenta nuestro compositor que su gente tiene el silencio del pastor, la brevedad de sus palabras, expresión ceñuda… “Y los cuyanos -agrega- tenemos bastante de eso todavía”.

– ¿Es triste la tonada?

Salvo la cueca, el folclore cuyano en general es medio tristón. Tiene un toque de nostalgia. O tal vez son mis propias vivencias. Yo siempre tengo un toque nostálgico en mi obra. Y en eso se parece la tonada al tango, solo que éste tiene un solo destinatario de sus reproches: la mujer. La tonada le canta a la tierra, a los próceres y también a la mujer, claro!

Y dice don Félix que los conjunto cantan “arrastrados” porque lo hacen llevando su voz al ras de la tierra. Son también ellos un poco taciturno.

Palorma cuenta entre sus amigos queridos a hombres como Hilario Cuadros y Antonio Tormo. Respecto a la versión que no reconoce a Cuadros como autor de la obra que se le adjudica dice que “cuando alguien es popular se tejen mil cosas alrededor suyo. Y aquí en Mendoza hay gente que se especializa en eso. Se dijo también que Hilario se había suicidado. Nada es verdad. Era un hombre auténtico y muy creativo. Fue un gran amigo. Juntos tenemos un tema que nadie conoce. Se llama “Patrón Santiago”. Y tenemos también un montón de anécdotas. De Antonio Tormo guardo también hermosos recuerdos. Pero él era diferente, era más retraído, más introvertido”.

Nunca se vinculó a Palorma a la política, ni quiso tampoco “ofender” a nadie con sus ideas.

– Pero algún balance puede hacer con respecto a los últimos años, al gobierno militar y al constitucional…

– Yo he sido subteniente de reserva y además instructor de gimnasia del ejército. Siempre tuve respeto por los militares, a tal punto que, a veces, cuando los saludaba no sabía si darle la mano o hacerle la venia… Pero el balance que hago, como un ciudadano más, es negativo. Mire lo que nos ha quedado de un país rico, lleno de bondades. Lo mismo que la guerra de las Malvinas. No hay error más imperdonable que ese. Fue una masacre, consecuencia de un error de concepción, de posibilidades, de táctica, de circunstancias…

– Pero también se habla de otra masacre, de la represión del pueblo…

Eso fue un cercenamiento. Se atropellaron los derechos a hablar, a opinar… se atropellaron los Derechos Humanos. Todos sufrieron: niños, mujeres, políticos. Fue aterrador. Si tengo que participar en política lo hago, si no no. Pero siempre lo haría por la Vida.

… Y por eso nos acercamos a gente como don Félix. Porque da ganas de vivir y de disfrutar de todo aquello que, hace no mucho tiempo, trataron de quitarnos.

Publicado en el mensuario mendocino “Mano a mano” Nº 2  
Mes de Junio de 1986


* CECILIA BIGETTI. Periodista y escritora. Nace en Martínez, provincia de Buenos Aires, y de niña se radica en Mendoza. Ha ejercido el periodismo en diversos medios como Radio Nihuil y Diario “Los Andes”, entre otros. Fue fundadora de la revista cultural “La Lupa”. Como escritora es autora de diversas publicaciones entre las que se destaca su libro de poesía y narrativa “Flores perfumadas de naranjos amargos”.

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