MARCELO SANTÁNGELO
“La pintura no es un juguete de ‘Trampantojo’. Es un instrumento social para conocer al hombre…”.
por CARLOS LEVY*
Entrerriano del ’23 y mendocino por ritos y costumbres, Marcelo Santángelo, como no pudo escapar al orden caprichoso de la naturaleza, fue niño primero y adulto después. Por eso, cuando a veces no perdía el tiempo dibujando los caballos, allá en Bowen, los montaba. Pero pasó el tiempo sin embargo, y como a todo niño bien educado, no sin antes protestar un poco, le llegó la adolescencias cuando su familia decide venirse a los pagos capitalinos, deja los caballos y allí nomás, al más puro estilo freudiano, elabora sus duelos y renueva sus amores con la pelota de futbol. Siempre con los duendes del dibujo que lo rondan, cuando no era arquero, sueña con “dibujársela en la red” al arquero contrario. Llega a jugar en clubes de importancia de aquellas épocas cuando el fútbol, según la sapiencia de los entendidos en la materia, era más fútbol. Milita en Atlético Bowen, Jorge Newbery, 4 de Junio y UNCuyo.
Mientras tantos, la familia que, familia al fin, se complota en pleno y lo hacen rendir examen de ingreso en la escuela preparatoria, la entonces Academia de Bellas Artes de la UNCuyo. Y así entre pelotazo que viene y brochazo que va, entre los tobillos dislocados y las fiebres aparentes de creación, se va modelando la personalidad de lo que es hoy Marcelo Santángelo. Ataja pelotazos hasta 1953 cuando entonces la pintura, femenina y celosa de sus casquivanos vaivenes, lo reclama para sí y lo obliga a abandonar por ella, el redondo objeto de sus correrías.
Modelado por las enseñanzas de Delhez, Cascarini, Bernaregui y Gómez Cornet, en 1951 realiza su primera exposición individual. La vorágine del crecimiento envuelve al nuevo mendocino que trabaja ahora sobre pinturas transparentes y proyectables. Las da a conocer en “Fórum”, Capital Federal, en 1961, mientras no pierde el tiempo y comienza a obtener varios premios en Salones de Arte. Preocupado por el observador, Santángelo, personalísimo creador, desarrolla una serie de murales intercambiables bajo el nombre de “Pinturas para mirar, tocar y jugar”, además “mutables”, manuables y proyectables, permitiéndole una participación activa en la organización final del objeto estético.
Espía de las formas y preguntón por naturaleza, toma de su vocación investigadora, los más extraños e irregulares elementos antiguos y modernos, para realizar sus trabajos plásticos donde el movimiento, la idea del cosmos y del hombre, no están separados de una sutil belleza acompañada del sentido del humor con el que Marcelo Santángelo ve las cosas de este mundo. Así es pues, que al mismo tiempo que estudia restauración y museología en España, desparrama sus experiencias dando cursillos en Madrid, Albacete, Barcelona y Cáceres.
Fue profesor de grabado y dibujo en varias instituciones y dio clases de estética en la Escuela de Artes Visuales “Prilidiano Pueyrredón” de la Capital Federal.
Hombre movedizo, sus experiencias abarcan una amplia gama desde su iniciación como grabador en 1947, en pintura, cinematografía, televisión, “multimedia” (audiovisuales), docencia, pasando por actividad fotográfica cuando realizaba fotografías de casamiento.
Este singular y cálido hombre, un surrealista casi por religión, vive en Mendoza. Su esposa, María Filomena Moyano, colabora con él, comparte sus inusitadas locuras y disfruta su talento. Tienen un hijo, Roque. Heredó de Marcelo su desparpajado sentido del humor y el amor al arte y criatura humana. Sorprendente como su papá Marcelo, mezcla las duras matemáticas que ama, con sus extraños dibujos. De tal palo tal astilla.
Caricatura de portada realizada por Ricardo Embrioni
Publicado en “El Mirador” - Diario Mendoza el 03 de Julio de 1983
* CARLOS LEVY: Poeta y escritor. Fue miembro del grupo literario Aleph y de la Sociedad de los Poetas Vivos de Buenos Aires. Ha sido Director de la Biblioteca Pública General San Martín y de Radio Nacional Mendoza. Por su labor fue nombrado Embajador Cultural de la Provincia de Mendoza.
Nota del Editor:
Marcelo Santángelo muere en Mendoza el 23 de enero de 2007. Artista, crítico y ensayista, egresado de Bellas Artes de la UNCuyo ejerció la docencia en el Taller de Pintura y la Cátedra Libre. En Buenos Aires, en las cátedras de Estética en la Escuela Superior de Bellas Artes Prilidiano Pueyrredón y de dibujo en la Escuela Nacional de Bellas Artes Manuel Belgrano.
Décadas antes del Obelisco de «pan dulce» de Marta Minujín, Santángelo mezclaba cine, teatro y cenas que empezaban por el postre con anticomensales que entraban sólo a ver. Hizo grabados, dibujos y pinturas. Rompiendo esquemas tradicionales, sorprendía al público. Buscó otras formas de expresión en el cine, la música concreta y en sus últimos años investigó las posibilidades del arte digital.