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GRABAR A FUEGO

VÍCTOR DELHEZ

 

Basó su vida en la creación artística y marcó un modo de expresión dentro del arte xilográfico del siglo XX. Nació en Amberes (Bélgica), viajó, conoció las vanguardias, militó por la libertad, desarrolló un talento, se construyó un conocimiento sólido y una personalidad poderosa. Su obra trascendió al mundo.

 

por MARIANA GUZZANTE *

“Yo siempre quiero trabajar porque me parece que he hecho muy poco”, dijo cierta vez, entrevistado por Los Andes. Y ya para entonces había abierto una nueva huella neuronal en el arte.

Fue artesano de sí mismo: hizo y modificó sus prensas, grabó e imprimió sus copias. En cierto sentido, se asemejaba al personaje de Opus Nigrum, la novela renacentista de Marguerite Yourcenar, cuando manipulaba maquinarias en busca de una alquimia exterior e interior.

Víctor Delhez nació en Amberes, uno de los siete hijos de una familia rica. Viajó, conoció las vanguardias, militó por la libertad, desarrolló un talento, se construyó un conocimiento sólido y una salud poderosa.

Su obra trascendió al mundo. No fue el pasajero portador de una destreza técnica. Conmovió su inspiración. Y ese estilo narrativo, dramático y oscuramente surreal. Imaginó, entre más, “Los cuatro evangelios”,  “Las mil y una noches argentinas” de Juan Draghi Lucero, “El canto de la sirena” de Miguel Cané, “El libro de los misterios” de Fernando Diez de Medina, “Cuentos de un soñador” de Lord Dunsany, “Construcción de Buenos Aires” de Horacio Schiavo, “Crimen y castigo” de Fedor Dostoievsky. La crítica lo llamó: “el artista gótico del XX”.

Los elementos plásticos como la nave, el mar, el templo mantienen en cada lámina su sentido simbólico permanente. Interpretó a Baudelaire, sobre todo al simbolista.Pero no hace falta más que detenerse a mirar la serie “Apocalypsis” (“Libro de la Revelación”) para sentirse saciado: obra maestra.

Veía el diseño del sueño y lograba enmarcarlo. Cierto, el suyo fue el trabajo de un técnico, un arquitecto, un soñador, un poeta, un cómico y un pensador.

Grafías de vida y muerte

Es posible tener esta imagen suya: en su taller de Chacras de Coria, pensando sobre las múltiples formas de ilustrar la muerte. Guillermo Petra Sierralta dijo de la lámina VII, Primera tabla (Danza macabra): “Existe un mudo diálogo a la manera de Hamlet entre la cabeza blanca y el resto óseo que quiere conservar algún resto físico de lo que fue.

La interrogación se torna patética y la respuesta queda imprecisa. Ahí, muy cerca, sobre el clima mismo del coloquio está el hombre y está el artista, meditando y dispuesto a fijar en grafías la síntesis de sus conclusiones.

Observa atentamente a la cabeza transfigurada en arte y en vida, y a la cabeza transfigurada en muerte. Sobre todo a ésta, que asciende. Y el signo definitivo toma asiento en el pincel que queda estático en la mano indecisa. El dibujo y las masas están en función de la intención metafísica”.

Cruzaba con la muerte un diálogo irónico. “Sin más allá la muerte se limita al acto de morir. Y si ese más allá fuese científicamente demostrable o filosóficamente establecido, la muerte perdería igualmente su significado, esta vez por suspensión parcial de su misterio con el traslado del foco de nuestra fe: de su plenitud de creer en lo no verificable por los sentidos… El esperar la Gracia ya es una gracia superior a la Gracia donada y no del todo agradecida”, le escribió a un amigo internado en el hospital.

Grafías

De 1916 a 1918 estudió en la Academia Real de Artes Finos en Amberes. Entre 1918 y 1923 se convirtió en estudiante en la Facultad de Ciencias Exactas en la Universidad de Louvain. Se graduó como químico agrónomo.

Durante ese tiempo comenzó asomar su trabajo artístico, trazos surrealistas sobre el papel. Su primera serie de impresiones fue publicada en Amberes en 1925. Ese año fue definitivo. Murieron sus padres en un accidente de tránsito. Dejó de encargarse del negocio familiar y se trasladó a Suramérica. En Buenos Aires consiguió trabajo primero como proyectista, después como arquitecto y contratista.

Conjuntamente con su amigo Edgar Ernalsteen, produjo un primer sistema de cuarenta ilustraciones para el Evangelio e ilustró «El cuento de un soñador» de Lord Dunsady.

En los años ’40, llegó al punto maduro de su expresión. Además, se convirtió en profesor en la Universidad Nacional de Cuyo. Cuando pasó por Chacras de Coria decidió que había encontrado su lugar en el mundo.

La obra de Delhez se exhibe en el mundo desde el año 1926. De hecho, muchas de sus creaciones se pueden encontrar en colecciones de museos incluyendo Bruselas, Amberes (Plantin-Moretus), el Museo Metropolitano del Arte y el Smithsonian.

¿Dónde está su obra hoy? En el 2011, se generó un espacio para contener la obra de Delhez, con la idea retribuir algo de su aporte a la cultura, a la que, sin duda, dedicó toda su vida.

Publicado en Diario "Los Andes" de Mendoza 03 de Enero de 2015.

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* MARIANA GUZZANTE: Reconocida periodista, profesora de Literatura y escritora. Se desempeña en la sección de Artes y espectáculos del diario "Los Andes" de Mendoza. Participa en forma constante en revistas, trabajos de investigación y la elaboración de prólogos para libros de autores locales.

 

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